¿Esto qué es?

Esto es un tinglado que he montado para que leas emails con la misma avaricia con la que te pones a ver stories-tiktoks-shorts-yloquevenga.

Lo que pasa que es de pago.

El dinero no se come, las patatas sí

Mi hija aún no tenía dos años cuando, con mi monedero en su mano, balbuceó esta frase mientras yo trataba de recuperar aquello que había cogido en un descuido mío.

Lo repito: “El dinero no se come, las patatas sí”. No me caí de culo porque ya estábamos sentadas en el suelo.

Aquella gran frase fue la primera de, estoy segura, muchas otras lecciones que me dará esta pequeñaja —dijo la madre.

Dos cosas:

• La moraleja es evidente: el dinero per se no es más que trozo de metal o de papel, o dígitos en un ordenador de lo que llamamos un banco. Es lo que conseguimos con él lo que realmente nos interesa.
• No es que ella hable así de nítido, es que yo me he encargado de traducirte lo que dijo. En realidad sonó algo como “ninero no e pome, a patata ti”.

Para eso estoy aquí, para interpretar historias

Y para contarlas.

De qué va esto

—De buscar el sentido a la vida sin positivimos ni happycracias. ¿Me sigues?
—Mmmm… no.
—De usar el arte de pensar. De cuestionárselo todo y disfrutar de ello.
—Qué rallada, ¿no?
—Exacto, eso es. La rallada superlativa. ¿Quién eres? ¿Qué quieres? ¿Por qué lo quieres? ¿Cómo lo quieres? ¿A dónde vas? ¿Con quién?
—¡Uy qué pereza! ¿Acaso te crees psicóloga?
—Mmmm… más bien prima de Platón.
—¿Y ahora esto?
—Ahora, aquí contigo. Interesante concepto, el tiempo… ¡Que me apoyo en la barra de un bar! Si no te interesa, te apartas. Un güiski, por favor.

No escribo sobre MI vida, sino LA vida

Esto va de hacerse muchas preguntas que tienen que ver con el individuo y con la sociedad. Cómo nos gestionamos a nivel individual y colectivo.

Aquí hago lo que se me da bien: leer, digerir, y regurgitar. En forma de carta electrónica. Y para eso te tienes que suscribir. Aquí:

Repito que no escribo sobre mi vida, si buscas ese tipo de chicha vete a pasear por las redes sociales.

Esto son cartas electrónicas donde se mezcla la divulgación con la chulería típica de quien hace lo que quiere en su propia casa.

Me baso en anécdotas y contextos comunes a todos los mortales, para quitar y bajar capas. Hasta llegar al núcleo.

Aviso que voy fuerte.

• Son textos que han nacido lentamente, se argumentan en torno a varias disciplinas (filosofía, sociología, neurociencia, psicología etc). Pero que asumo van a ser consumidos de forma rápida.
• Ni soy políticamente correcta ni tengo la verdad universal. Podría suceder que lo que leas te deje poso. Pero ojo, para bien o para mal. Porque no hay certezas, sólo aproximaciones a argumentos que se deben contraargumentar.
• No busco palmaditas en la espalda, lo que quiero encontrar es el clin de tu tarjeta cuando la juntes con mi datáfono.

¿Qué se cuece dentro?

No te explico lo que te vas a encontrar si te suscribes a los emails gratis, porque es demasiado fácil de averiguar. Estos son algunos de los títulos de las cartas de pago:

1. Soy una hormiga. Sobre la imposibilidad de tratar la individualidad sin entender el entorno y las relaciones que tenemos.
2. Somos lo que recordamos. Sobre el papel de la memoria en la construción de nuestra identidad.
3. El cuerpo es sabio, y lo sabes. Por qué tomé aquella decisión en un asado argentino
4. El ayer define quién soy. ¿Seguro? Spoiler: no tal y como tú crees.
5. ¿Qué tal lo tienes para un experimento, ahora? Ciencia y literatura, recuerdo y olvido.

Cómo eres tú para que yo te caiga bien

¿Por qué tú, que no me conoces, querrías suscribirte a esta newsletter y engrosar tus cientos de emails sin abrir?

• Porque no te crees todo lo que lees ni, últimamente, tampoco lo que ves. Si no tenías suficiente con las fake news, ahora también te lo gozas con los deep fakes. No nos podemos fiar ni de las noticias, ni de las imágenes, ni de los vídeos. Todo muy bonito —o muy chungo—, pero también muy falso. No te podrás fiar ni de mí, pero te explicaré cuándo y por qué.
• ¡Porque lees muchísimo al día, todos los días! Y no te das ni cuenta… Eres capaz de ver vídeos con el móvil en silencio (vivan los subtítulos), seguir hashtags, responder comentarios… Eres capaz de eso y de hacer scroll en tu móvil durante una hora, para cinco minutos más tarde no acordarte de nada de lo que has visto, maldecir por ello… y repetir lo mismo al día siguiente. Tranquilo, que no tendrás que salir del móvil.
• Porque la intensidad no sólo está en tu mirada, a ti te va eso de escarbar más allá de lo obvio. Tus pensamientos los elevas, pero también los bajas y hasta los retuerces. ¡Yo te acompaño en tu origami mental!
• Porque eres un valiente intelectual y un detective de lo absurdo, abierto a abonar tu mente con preguntas incómodas (aunque no esté claro que las vayas a resolver).
• En definitiva, porque las incongruencias forman parte de tu vida.

¡Bienvenido! Pasa, es aquí.

P.D. Si ya tienes claro que de aquí puede surgir algo, apúntate que a esta ronda invito yo.