Como ya sabemos, en el mundo digital de hoy, el contenido es el rey.
—¡Y tú su esclavo!
A ver, maticemos. Como diría el cómico Goyo Jiménez, no lo te lo cuento, lo hago.
Dentro texto:
Tú y yo entramos a internet, a consumir contenido, porque tenemos el móvil en la mano demasiadas veces al día y nos pica la inquietud, queremos saber algo. O no, y solo es aburrimiento.
El caso es que entras y consumes cualquier cosa en modo texto y/o vídeo en cualquier lugar al que te lleve tu amado móvil. No sé tú pero yo, demasiadas veces, lo que veo es pura morralla. No me sirve para nada más que perder el tiempo y aún así lo sigo consumiendo.
Ahí empieza la ansiedad low level:
Qué coño hago sal de aquí y apaga aparca el móvil. ¡Oh, no! Espera, ¿qué es esto?
Me acaba de salir un contenido de verdad muy interesante. Tan interesante que ni sabía que existía.
¿Cómo? ¿Que puedo publicar libros por fascículos en Amazon?
Ahí sigo leyendo información pero ahora con ansiedad high level:
Esto que acabo de descubrir me interesa mucho porque quiero hacer un capítulo y publicarlo y luego otro y ganar más dinero y mammamía cuántas cosas existen no puedo más me estalla la cabeza.
Tres cosas:
- Una. La ansiedad low level ya la tengo medio controlada porque intento esquivar apps y páginas chorras donde solo hay memes y poco más. Aquí, lo primero es quitar las notificaciones de todo lo que te consuma energía mental.
- Dos. La ansiedad high level, hasta hace poco, no la tenía controlada porque en mi cabeza se me acumulaban cosas por hacer, por aprender, proyectos molones en los que colaborar… No tenía claro que realmente aprendiera de absolutamente todo lo interesante a lo que me estaba exponiendo. En esta hiperinformación es imposible que todo deje poso, lo posible es que genere estrés.
- Tres. Notion. Se me acabó la ansiedad. No he estado en tantos fregaos en toda mi vida (súmale una hija de dos años) y, sin embargo, voy avanzando a buen paso.
Notion. ¿Un CaaS, un SaaS, un qué?
Un día me encontré con un vídeo por youtube que me hizo reflexionar sobre la idea de que hay que registrar y organizar todo eso que vamos leyendo y nos interesa por el motivo que sea (para aprender, para volver a releer la fuente, para sacar conclusiones etc).
Pero lo que planteaba Rubén Loan es que ese registro no se puede hacer de cualquier manera, porque luego todo se traspapela. Y ahí es donde entra Notion.
Notion es un SaaS, un Software as a Service.
—¿Un qué?
Un software no code.
—¿Eh?
Notion es “algo” con lo que tú puedes construir tu propio programa sin saber nada de programación.
Te regalo mi agenda online para que te organices mejor
Yo me he construido una herramienta para organizarme como nunca antes y, además, voy enlazando tareas y recursos (vídeos, textos, libros, ideas propias, citas de otros, formaciones etc) de manera que estoy construyendo lo que se llama en este mundillo un “cerebro digital”. (Digitalizar toda una vida es inquietante a la vez que fascinante. Por ahí van los tiros de lo que va a ser lo próximo, pero no nos salgamos del tema).
Volviendo a Notion, el sistema en el que me baso es un poco complejo. Tomé como referencia el de Rubén. Como este SaaS tiene su pequeña curva de aprendizaje, lo mejor es empezar a trastearlo con una plantilla e ir entendiendo poco a poco cómo funciona el sistema.
Es esta. Aquí tienes la plantilla de la parte de mi agenda (sin mi cerebro).
Si una vez conoces Notion le ves aplicación práctica para algo que tú tengas en tu cabeza, tanto a nivel personal, como profesional, lo más seguro es que te enamores de este SaaS.
La forma lenta de entender bien cómo usarla para sacarle el máximo provecho es empaparte de los muchos tutoriales que ya hay por ahí (¡y de paso comprobar que hay quien gana un millón de euros al año vendiendo plantillas!)
Pero siempre existió la forma rápida para todo: la formación.
Rubén Loan, que es experto en el tema, conoce Notion como la palma de su mano y ha desarrollado un curso en el que aprenderlo todo sobre este SaaS.
P.D. Para cerrar el post, te hilo el inicio con lo que aquí acaba de suceder.
A. Si has introducido el email para descargarte la plantilla de forma gratuita, eso es porque el producto eres tú. Soy honesta, me interesa tener tu email porque quiero estar en contacto contigo. Mando cartas electrónicas con textos interesantes que pican, porque a mí lo que me gusta es hacerte pensar.
No te apures, que te podrás dar de baja en cualquier momento si nada de lo que te proponga te interesa. Total, es gratis 😉
B. Si has ido a comprar el curso de Rubén, el producto es el curso en sí y por eso pagas por ello. A Rubén le da igual quien seas tú. Llegas, compras, consumes (aprendes) lo que te cuente, y contentos los dos.